domingo, 11 de abril de 2010

Ayudas para el estres: determinación positiva.

El enfado es uno de los mayores propiciadores de un estrés continuado. ¿Porqué? Porque nos impide mantener una mente tranquila y relajada durante el día. Y es que el enfado suele aparecer con mayor frecuencia en nuestra mente que el amor, la generocidad o otros tipos de intenciones mentales que suelen ser mucho más beneficiosas para nosotros, para nuestra salud física y mental y para aquellos que nos rodean.
Es increíble notar que cuando nos despertamos aparecen de inmediato las preocupaciones en nuestra mente arrollando nuestra paz como elefantes y destruyendo cualquier momento de tranquilidad en nuestro devenir. Y  son esas fieras autocreadas las que invocan la mágia oscura de nuestros problemas cotidianos convirtiéndolos en monstruos que nos ciegan y nos torturan y que nos impiden  ver la belleza de una mañana soleada de primavera, sentir el amor hacia nuestros hijos o disfrutar incluso de un gesto amable de alguien cercano a nosotros.
Seguramente muchos de nuestros problemas normales suelen ser objetos de continuos enfados y perturbaciones. Por ejemplo, si trabajamos en una oficina, al levantarnos recordamos los problemas que hemos tenido en el día anterior, las preocupaciones que enfrentamos, lo que aun queda por hacer, los temores que nos asaltan, aquello que no resultó como esperábamos, etc. Es entonces cuando nuestra mente comienza su trasegar hacía el desierto de la intranquilidad. Si tenemos un problema nuestra mente busca al culpable fuera de nosostros, a veces es el ordenador que se apagó y nos enfadamos con esa máquina de los demonios, a veces es nuestro compañero de trabajo que le dió por pedir presisamente ese papel que no habíamos terminado y nos enfadamos con él e incluso creemos que esa persona nos solicitó el papel a sabiendas que no lo teníamos simplemente para perjudicarnos y entonces nos enfadamos mucho más. Comenzamos a construir la historia de nuestro enfado, de nuestra insatisfacción. Y claro nuestro rostro se nubla, nuestro gesto se contrae como un volcán y comenzamos a caminar amargados ya por la ficción que inventamos.
En la calle, mientras que conducimos nuestro vehículo o que viajamos en el autobus, inventamos sendos enemigos, creamos batallas ficticias, luchamos contra seres que parecen existir frente a nosotros pero que no son más que un reflejo inventado un magin, una visión de nuestra película personal. Y si llueve nos enfadamos con la lluvia porque nos moja, si hace sol, no enfadamos con el sol porque nos quema, porque nos hace sudar. Y si hay tráfico nos enfadamos con todos los conductores frente a nosotros y comenzamos a pasar de carril en carril para llegar primero.Y si alguien pita es un indecente. Y si una mujer pide limosna es una indigente perezosa. Incluso llegamos a creer que alguien, una mano sileciosa, a puesto ese semáforo en rojo para que lleguemos tarde y darle así a nuestro jefe un motivo más para armar la bronca.
Así comenzamos uno tras otro, cada uno de nuestros días. A vecs regular, a veces mal y a veces realmente mal.

Detente. Reflexiona. Todo es una ficción que estás creando para multiplicar tu sufrimiento. Si la lluvia es bella. Si el sol da fuerza a las plantas y las plantas son el alimento. El del carro del frente no pitaba por ti, sólo quería saludar a un amigo y la indigente tiene tres hijos y ahora y a su edad es tan dificil conseguir trabajo. Si exiten mil teorías que podrían explicar cada cosa que tu consideras negativa como mágica y maravillosa.
Tu eliges. Sólo tu tienes el poder de comenzar a crear historias que te roben una risa, que te regalen un momento de generosa paciencia, que te otorguen páz y ecuanimidad.

En la mañana, al levantarte, ya quedamos en que meditarias unos minutos en la respiración. ¿Lo recuerdas?  Pero no te levantes tan de prisa de la silla. No corras hacia la mesa con la mente desbocada y comiences a recrear tu infierno personal, tu miedos, tus enfados, tus historias de paranoia. Detente. Deja que la concentración en la respiración relaje tu mente y cuando esté así, relajada, toma una determinación. La determinación es el segundo paso para luchar contra el estrés.
Hoy voy a cambiar mi forma de crear el mundo. Hoy voy a tomarlo desde lo positivo. Voy a tratar de comprender que la lluvia está ahí para que nosotros la disfrutemos, que el calor es bueno y el sol amable. Que tengo un trabajo y eso es una fortuna. Que voy a tomar con mente positiva los problemas. Si alguien me reclama voy a escuchar y sin enojarme, intentaré comprender los justo y lo injusto de su petición. Haré lo justo y dejaré de lado lo injusto ya que esa persona, al igual que yo antes, está creando su propio infierno. Me está utilizando como su objeto de enfado. Pobre. Esa persona no se da cuenta que vive una fantasía ya que esa persona no me esta viendo a mi. Esta mirando una proyección creada en su mente para perpetuar su enojo e insatisfacción. Pobre, no tiene elección. Ella piensa que soy yo el objeto de su enojo, pero no es cierto. El objeto de su enojo es una creación de su mente que se parece a mi y que sólo le sirve para crearle infelicidad y dolor. Si tu jefe te grita, mira la justicia de su regaño y la injusticia de su reclamo. Sobre la justicia realiza cambios y trata de hacer mejor las cosas y sobre la injusticia del poder recuerda que tu jefe, al igual que tu, esta viviendo su ficción, está creando su objeto de enojo y experimienta el dolor diario de su maligna creación.  Recuerda siempre que tu familia quiere hacer lo mejor para satisfacerte pero que fallán porque nos creemos las fantasías que creamos en la mente. Recuerda que el presidente no ha dicho aquello para herirte o para perjudicarte a ti o a tu país. El presidente quiere hacerlo bien, pero es dificil en estos tiempos y con tantos intereses, y con tantos a quien satisfacer. Recuerda que el político de la oposición no se ha ensañado contigo. Ellos creen que su acción es buena para ellos, para la gente que creen amar y que perjudica a los que quieren destruir. Viven la ficción de su odio. No permitas que otras ficciones destruyan tu paz. Cuando regreses en la noche mira a los que te rodean, si han fallado perdónalos y extiende tu justicia con la mensura de aquel que reconoce que todo lo crea una magia negra que nos mantiene poseídos. Ama todo lo que puedas, a todos los que puedas. Ese es el antídoto primero, el más poderoso contra el veneno del odio. Y recuerda siempre en la mañana. Primero levantarse, luego meditar en la respiración y finalmente tomar una determinación: hoy voy a tratar de que las ficciones de mi mente no desbaraten mi paz. Voy a cambiar mi forma de pensar y de creer. Es mi desición, es mi poder, es mi magia y soy el mago de mi felicidad o de mi desesperanza.Hoy voy a hacer que el mundo se dibuje diferente.

Buena suerte...

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